miércoles, 17 de febrero de 2010

EN DEFENSA DE LOS PARTIDOS Y SOBRE LOS RUMORES


El pasado fin de semana asistí a un programa radial donde uno de mis contertulios dejó colar una severa crítica a los partidos políticos en la conducción del bloque opositor nacional durante estos últimos once años. La moderadora del programa parecía compartir la fatídica visión que, sin haber sido yo militante de partido alguno, me tocó combatir a lo largo del programa, pues la crítica, además de errada me parece inapropiada, inoportuna y sumamente injusta. Se ha convertido en lugar común propio de época electoral, responsabilizar a los partidos de oposición del deterioro democrático ocasionado por un gobierno que atentan contra la alternancia y el clima de libertades propias de un régimen democrático, tesis ésta no del todo cierta.
En el referido programa, argumenté que el ataque emprendido por el gobierno de Chávez en contra de los partidos de oposición ha sido desmedido, dirigido a extinguirlos de la faz de la tierra, y que pese a ello, muchos de nuestros partidos se mantienen en pie de lucha, firmes y dispuesto a dar la pelea. El primer golpe mortal de la embestida gubernamental chavista en contra de la institucionalidad partidista venezolana viene con la Constitución del 99, cuando se elimina el subsidio oficial a los partidos, con lo cual se exime al Estado de su responsabilidad en el fomento de la pluralidad de actores y grupos políticos que compitan en un marco de libertad, legalidad y equidad. Como si ello fuera poco, en cada alocución en cadena nacional el discurso presidencial se ensaña contra los partidos distintos al de él, los descalifica, se burla, los agrede, los persigue, los acusa de falsos delitos, en fin, se empeña en acabarlos. Y, repito, pese a ello los partidos de oposición siguen en pie de lucha.
En democracia al enemigo hay que cuidarlo, hay que mantenerlo sano, pues es precisamente el signo y la evidencia de que estamos en un régimen plural que reconoce la diferencia y la disidencia, es decir, un régimen democrático. Cuando los esfuerzos se encaminan a impedir esa posibilidad, nos encontramos a las puertas de graves y grandes riesgos que debemos salir a contrarrestar. El momento es propicio para renovar nuestra confianza en los partidos que lideran el bloque opositor pues la única forma de acceder al poder en democracia es a través de las formaciones partidistas; no hay de otra, y si no, que le pregunten al chavismo, que incursionó en la política venezolana con un discursos anti partido que justificó con figuras como el Movimiento Bolivariano 2000, después Movimiento Quinta República y finalmente venir a caer en la conformación de un partido único, en la mejor tradición soviética y comunista, el PSUV.
Si bien es cierto que se han cometido errores en la conducción de ese vasto bloque opositor, también es cierto que los mismos son responsabilidad de todos quienes adversamos a este régimen, pero especialmente de quienes hemos pecado de omisión. Poco ayuda en esta hora pasar factura por errores cometidos, debemos mirar con optimismo el presente para poder proyectar un futuro exitoso.
GUERRA DE RUMORES

Propia de los tiempos de tensión electoral que vivimos pre elecciones 26-S, se ha desatado una guerra de rumores sobre imposiciones de candidatos, supuestos acuerdos procedentes de Caracas con lista ya elaboradas y pare usted de contar. A decir del desanimo que manifiestan quienes me comentan y refieren dichos rumores, pareciera que los mismos procedieran de un laboratorio chavista, de una de esas salas situacionales que este gobierno ha puesto en marcha.
La Mesa de la Unidad Nacional ha fijado un marco de reglamentos y normas para definir las candidaturas y allí están puestas las reglas del juego. En ellas debemos confiar y mantener la esperanza de que a través de los mismos lleguemos a la selección de los mejores nombres. Cualquier cosa fuera de ello es hacerle el juego al oficialismo en su tenaz objetivo de fulminar a la oposición. Adjunto en esta edición del miércoles 17-02-10 de mi blog los reglamentos que debe seguir la Mesa de la Unidad para definir las candidaturas a la Asamblea Nacional. Es bueno que todos los conozcan para sepan a qué atenernos, que está dentro del acuerdo y qué no, y así ponerle fin a la ola de rumores de la cual estamos siendo presa fácil. La Mesa está servida, pase usted.